Si por algo llegó a ser admirada la nueva vivienda de Nerón en el monte Esquilino, fue por el lujo de los materiales que se emplearon en su decoración. El nombre de "Casa Dorada" le viene precisamente del derroche que hizo el metal precioso en detalles constructivos para crear ambientes esplendorosos, pero también del dinero que invirtió en mármoles polícromos, esculturas, mosaicos, muebles, tablas pictóricas, maderas nobles, pastas vítreas, revestimientos de estucos, piedras semipreciosas y..., por supuesto, de pinturas al fresco. Desgraciadamente toda o casi toda esta fastuosidad desapareció a su muerte y los materiales que pudieron ser reutilizados fueron arrancados o llevados a otros edificios, quedando vacías las salas y desnudos los muros y los suelos.
La sala octogonal de la Domus Áurea. Pálida reconstrucción.
La escultura griega de la Domus Áurea.
La admiración que existía por lo helénico entre la élite que dirigía el estado romano llevó a los más codiciosos a realizar auténticas barbaridades como saquear templos, santuarios y ciudades de Grecia, Sicilia, Campania y Asia Menor simplemente por atesorar sus objetos preciosos acumulados durante siglos. Y cuando no era posible hacerse con el original, el romano procuraba hacerse con una buena copia del mismo. Así, no es de extrañar, que en el siglo I d.C. la ciudad de Roma fuera el mayor depósito de obras de arte griego y, posiblemente, la Domus Áurea su principal "galería", porque Nerón, como los emperadores que le precedieron, fue un gran coleccionista y entendido de arte.
Dibujo que reconstruye una sala con el grupo del Laocoonte por George Chedane, Museo de Bellas Artes de Ruan.
Entre las obras que se debían de reunir en su palacio tenemos la certeza de algunas muy importantes. Sabemos, por ejemplo, que Plinio admiró, hacia el año 70, el grupo del Laocoonte en La Domus Áurea, por entonces ya palacio del Emperador Tito: "[…] sicut in Laocoonte, qui est in Titi imperatoris domo, […] " (Plinio el Viejo: Naturalis Historia, libro 36, capítulo 37). La obra posiblemente fuera la misma estatua de mármol que apareció en 1506 en lo que se suponía que eran, por aquel entonces, las termas de Tito. Hay mucha polémica sobre la datación de la obra y sobre si lo descubierto tan sólo fuera una copia en mármol romana de un original en bronce atribuido a los artistas rodios Agesandros, Athenodoros y Polydoros. El caso es que su hallazgo supuso un nuevo rumbo para la estatuaria del Renacimiento y del arte occidental.
Galos de la acrópolis de Pérgamo. Reconstrucción y copias del moribundo y del que se suicida.
Otra escultura que con gran probabilidad decoraría las habitaciones de palacio sería la copia del grupo de los galos esculpidos para la acrópolis de Pérgamo, del que formarían parte el Galo moribundo y el Galo suicidándose con su esposa. También sabemos que Praxíteles era el escultor preferido del emperador, por lo que con seguridad habría obras de este artista repartidas por las salas, como nos sugieren algunas de las reconstrucciones, sobre todo, de aquellas que tenían ábsides semicirculares o cuadrados.
Reconstrucción de Mirri del ábside de la habitación 25. Frescos del IV estilo y esculturas a lo Praxíteles de Juno, Minerva y Venus.
Y hasta el mismo Coloso de Rodas sirvió de modelo para la estatua colosal de Nerón como Helios que daba la bienvenida a todo aquel que accedía al vestíbulo del complejo palaciego. Las esculturas también se debieron utilizar para decorar las glorietas de los jardines.
Estatua en bronce de Nerón como Helios, situada en el foro de entrada a la Domus Áurea. Reconstrucción por Altari4.
La importancia de la pintura de la Domus Áurea.
Pero lo que sobre todo queda de la decoración original de este palacio es la pintura que recubría muros y bóvedas. Tengo que decir que me ha sorprendido lo difícil que me ha resultado encontrar información e imágenes (no repetidas) de este conjunto a través de internet. Y no me lo esperaba, habida cuenta de la importancia que tienen para la historia del Arte o para entender la historia de la pintura romana. Cuatro son a mi juicio las razones por las que se debería poner en primer plano estas obras.
- 1.- La primera razón es porque fueron los primeros restos de importancia que se conocieron de pintura romana y, por extensión, del mundo grecorrromano hasta que fueron puestas en marchas las excavaciones de Pompeya y Herculano en la segundo mitad del siglo XVIII.. Su descubrimiento en 1506 fue decisivo para entender la pintura y el relieve decorativo del siglo XVI basado en la decoración fantasiosa o grutesco. También se puede decir que fue la base sobre la que se formó la teoría pictórica del neoclasicismo y todo su gusto decorativo de salas y mobiliario.

- 2.- En segundo lugar, el conjunto pictórico de la Domus Áurea es excepcional porque conocemos con absoluta seguridad su datación e incluso su autor. La obra se data entre el incendio que arrasó Roma el año 64 d. C. y la muerte de Nerón el año 68 d. C. Plinio nos indica que la decoración fue llevada a cabo por un tal Fabullus o Famulus, aunque por la superficie cubierta y por la distinta calidad de las pinturas estaremos seguramente ante el maestro que dirigiría el programa decorativo.
- 3.- En tercer lugar, las pinturas no se encuentran en una vivienda cualquiera de un desconocido de Pompeya o Herculano, sino en el nuevo palacio del emperador en Roma. Por esta razón se puede colegir que lo que se hiciera en este edificio marcaría tendencia en el resto del Imperio y que aquí trabajarían los mejores artistas de la época.
- 4.- Y en cuarto lugar y por último, es el mejor y más completo ejemplo de lo que significa el IV estilo de pintura pompeyana, de creación de una ilusión espacial combinado con recuadros figurativos.





Como a los griegos les habían vaticinado también que Troya no sería nunca conquistada, si Aquiles no formaba parte del contingente armado. Informados del lugar donde se ocultaba, el aqueo Diomedes y el jonio Ulises se dirigieron a Skyros disfrazados de mercaderes, para ofrecer y vender joyas, vestidos y armas. Una vez en Skyros como falsos mercaderes, ofrecieron sus productos a las mujeres del gineceo, observando como una ignoraba los vestidos y se interesa más por las armas. Resultaba claro que aquella muchacha era el propio Aquiles.
